Noche dichosa que cae al final de todos nuestros días, día sí, día también.
Progresivamente la luz del sol se apaga y se enciende dicha oscuridad.
Más intensos pensamientos, más intensos sentimientos, más intensas habladurías.
¿Yo y cuántos más?¿Cuántos más van a pasar y a ver los mismos paisajes?
¿Del mismo color serán?¿Cuántos más habrán pasado ya antes que yo?
¿Vida tiene algún valor? ¿Cuántos caminos habrá por los que pasar?
Tantas preguntas sin respuestas y tanta codicia e interés de por medio.
Por todos lados te golpean más por delante pérfidamente te acarician.
A manos del que roza, yace un cuerpo inerte, atado por la cuerda.